La minificción en Colombia es una antología llevada a cargo por el investigador Henry González, donde se dan a conocer “cincuenta creaciones minicuentísticas de escritores representativos del género” (2002: 10). En su “Estudio preliminar” se muestran los posibles orígenes de la minificción (que se remontan al oriente), y la imposibilidad de asignar una fecha precisa según otros autores. También se reflexiona sobre el nombre que llevarían estos microtextos: Violeta Rojo insistiría en la necesidad urgente de delimitarlo con un nombre preciso: minicuento. Zabala, Tomassini y Colombo recurren a la definición de minificción. Laura Pollastri explicará cómo en Latinoamérica el desarrollo de la minificción ocurre gracias al modernismo y la prensa periódica; a lo que se añadirá la vanguardia en el año de 1930. Dos autores claves en ese momento serán Macedonio Fernández y Julio Torri.
En Colombia, la tradición del cuento nos lleva al Carnero de Juan Rodríguez Freyle a través de los primeros relatos breves o historielas. Según el “Estudio preliminar”, un momento fundacional del texto brevísimo ocurre con la publicación de Suenan timbres (1926) de Luis Vidales; una segunda etapa, surge de 1940 a 1960 cuando estas creaciones pierden su marginalidad y adquieren valor en libros, antologías, o periódicos y revistas. El tercer momento ocurre entre 1970 y 1980 cuando aparece la Revista Ekuóreo, “dedicada exclusivamente al estímulo y difusión del minicuento” (2002: 19). Finalmente, la cuarta etapa se refleja en la acogida de la creación breve en textos escolares, ventas ambulantes, concursos, etc.
En Colombia, la tradición del cuento nos lleva al Carnero de Juan Rodríguez Freyle a través de los primeros relatos breves o historielas. Según el “Estudio preliminar”, un momento fundacional del texto brevísimo ocurre con la publicación de Suenan timbres (1926) de Luis Vidales; una segunda etapa, surge de 1940 a 1960 cuando estas creaciones pierden su marginalidad y adquieren valor en libros, antologías, o periódicos y revistas. El tercer momento ocurre entre 1970 y 1980 cuando aparece la Revista Ekuóreo, “dedicada exclusivamente al estímulo y difusión del minicuento” (2002: 19). Finalmente, la cuarta etapa se refleja en la acogida de la creación breve en textos escolares, ventas ambulantes, concursos, etc.
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